Como bien dice la famosa frase de una de las sagas ultimamente más leídas, el invierno se acerca. Exactamente, según los cálculos del Observatorio Astronómico Nacional, comenzará el sábado 21
de diciembre a las 18h 11min, hora peninsular y a las 17h 11 min en
Canarias, teniendo una duración de 88 días.
Los días son más cortos y nuestro cuerpo se relantiza un poco. Pero aún podemos hacer muchas cosas. Es cierto que apetece más quedarse en casa, leyendo o viendo una peli o una serie tomando algo calentito, pero por el día, si nuestras obligaciones nos lo permiten podemos aprovechar las horas de sol, e incluso podemos disfrutar de las frías noches contemplando las estrellas y los meteoritos, como en Enero cuando podemos ver las Cuadrántidas, que son las primeras de cada año (del 1 al 5).
Si podemos hacer alguna escapada, el invierno ofrece sitios realmente bellos, ya sea por la nieve, las brumas y niebla o la lluvia. De hecho, hay multitud de sitios que cambian bastante según la época del año.
Visitar alguna cascada helada o pueblos de montaña, ya nos servirá para poder escaparnos de la rutina. Sin mencionar todos los deportes de inviernos que se pueden realizar.
Para mí, un buen día de invierno es aquel en el que te levantas a una hora temprana y vas a dar una vuelta. Cuando sales a la calle y respiras, el aire helado entra en tu cuerpo y puedes sentir esos olores típicos del invierno y ese calor ténue del sol. Y cuando llegas a casa, ya de noche y cansado, puedes sentarte al lado del calefactor (me gustaría más si tuviera una chimenea) y estar al menos unos minutos en silencio y calma.
Como ya mencioné en una entrada anterior, para muchas culturas, el invierno es un período de introspección, para evaluarnos y conocernos mejor. Y debido al tiempo, es cierto que tiende más hacía eso. Algo con lo que estoy de acuerdo, porque muchas veces no nos empezamos ni a conocer, lo que provoca que nuestras relaciones para con los demás no sean completas ni buenas, pues nosotros mismos nos perdemos y ofrecemos información errónea que al final nos perjudica sólo a nosotros.
Así, animo a todo el mundo a que disfrute del invierno de una forma u otra, pero de vez en cuando, que se tome una taza caliente de lo que más prefiera consigo mismo.